Animales locos

 El mundo en que vivimos no es como parece. Alrededor de nosotros bullen infinidad de seres a los que no prestamos atención, pero que existen, vaya que si existen. Por ejemplo, los animales de la sabana africana, que están tan lejos. O también, el ratón Pérez, o los infinitos peces del océano, o las estrellas del cielo (que asimismo están vivas, por supuesto que lo están), o el gabardinoso del barrio, que lleva a cabo sus correrías durante las oscuras noches del invierno…, y eso sin decir nada de las personas que habitualmente nos rodean, los vecinos, los conductores de los autobuses urbanos, los camareros y cocineros de los bares en los que continuamente entramos y salimos…, la mayor parte de las cuales llevan adelante sus vidas sin que sepamos nada de ellos.

El mundo, en fin, es muy grande, muy amplio, y sólo acertamos a distinguir una mínima parte de él, así que, siguiendo por este camino, podríamos preguntarnos, ¿cómo es el resto?

 

En este libro se habla de ello, de lo que arriba se expone, del ratón Pérez, de las sardas, de los encargados de las cafeterías de barrio, de los animales salvajes que pueblan las montañas, de las colegialas que se ríen de sus acosadores, de los policías y criadas que intentan desentrañar un misterio… y un largo etcétera. (Por hablar, se habla hasta de los extraterrestres.)

 No, no tema nada: este no es un libro normal, como esos que aparecen en las listas de éxitos (los cuarenta criminales), sino algo mucho más ameno, que no voy a gastar tiempo ni tinta en recomendarles un bodrio.

Hasta la próxima.

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