La aventura por antonomasia
Voy a lanzar
una nueva novela al mercado, una novela larga, de unas 800 páginas, que cuenta
la vida y aventuras de tres seres muy diferentes durante la casi totalidad de
este siglo, el XXI. Es, por lo tanto, una novela futurista. No de ficción
científica, puesto que aquí no se habla de ciencia (o se habla muy poco), pero
que inevitablemente cuenta con elementos de ese género, como la telepatía y la
presencia de inteligencias extraterrestres. Entendámonos, la presencia, que no
quiere decir su aparición en escena en carne mortal, puesto que no creo que
estos seres sean tan tontos como para descender a esta Tierra que conocemos, y
menos con la que está cayendo en la sociedad de analfabetos informáticos que caracteriza
los tiempos actuales.
¿Cómo se llama
el libro? Pues se llama La aventura de las luces azules, que es un
título que lo define a la perfección. Es una aventura, vaya si lo es –una
innumerable sucesión de ellas–, y amén
de otros elementos (el fondo
del océano...), está aderezada por los efluvios –de los que
no sabemos nada– de las ondas telepáticas, es decir, las que se supone que
emiten –aunque aún no las hayamos detectado– máquinas tan complicadas como los
cerebros de los animales superiores. ¿Y quiénes son los animales superiores?,
se preguntará más de uno. Pues se supone que las personas... y los cetáceos.
Hay más, y tampoco habría por qué circunscribirse a ellos, pero para no
complicar el asunto, los personajes principales de la historia son tres: un
europeo que nace el 1 de enero de 2001 –justo con el milenio–; una negra
procedente de la selva caribeña y cuya mayor afición es el mar, y un cachalote
del océano Atlántico; telépata, por supuesto. Entre los tres dan cuerpo a esta
ingente narración, La aventura de las luces azules, que se extiende, como
decía, durante 100 años y 800 páginas, y debido a ello, su longitud, he
dividido en cuatro partes.
La que publico
ahora es la primera, subtitulada Allegro vivace, y luego, con
intermedios de unos meses, seguirán las restantes, Rondeau, Scherzo
allucinante y Andante con moto e finale.
¿Qué más
quieren que les cuente?, porque podría hablar de tantas cosas... De las
aventuras abisales de la negra; de los conciertos de puertas chirriantes en
alta mar, puesto que la música es parte fundamental en la historia; del
astronauta perdido para siempre en órbita solar; de la bienaventuranza, especie
vegetal procedente de otros mundos; de la boda por ondas electromagnéticas y
los coloquios con seres que están lejos, muy lejos... pero no diré más. El que
esté interesado en leer semejante cuento, que cuento es, y provisto de colosal fantasía
desbordada, ya puede hacerlo AQUÍ..
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